domingo, 16 de octubre de 2011

Religión: buen negocio

Primero, comienzo diciendo que espero este artículo no resulte ofensivo para los fanáticos religiosos y de cualquier tipo de secta, aunque el fanatismo de esta forma es prueba de la ignorancia que todavía en esta época nos embarga; segundo, quiero dejar en claro que respeto todos los puntos de vista y las diferentes formas de pensar y razonar de cada persona. Consensuado lo anterior, empiezo entonces con el tema de esta ocasión.

Es triste ver cómo se le saca provecho tan vilmente a la "Fe", ver cómo unos pocos se aprovechan de la ingenuidad de muchos, ver sin poder hacer nada cómo algunas personas entregan lo poco que tienen a un supuesto "guía y profeta" por una "salvación" que nunca llegará de esa forma. Es que de verdad resulta un buen negocio y bastante rentable poner una "iglesia", ahora cualquier persona resulta siendo Pastor, e independientemente de la religión que sea o de la doctrina que se profese, hoy en día hay más iglesias que supermercados, y eso que en lo último es donde se compra la comida y los bienes básicos de subsistencia.

No es una exageración, hace muy poco en un pueblo del Caribe, conté en un solo barrio alrededor de 20 iglesias, todas de una denominación diferente y de una secta de adoración distinta. Muchos dirán que la espiritualidad es tan o más importante que el aspecto meramente físico, pero es totalmente reprochable que unos cuantos facinerosos se aprovechen de la falta de convencimiento propio de las personas y que por lo tanto dichas personas tengan que acudir a estos sitios para recibir supuestas guías y revelaciones acerca de "La Divinidad".

Estoy totalmente a favor de la consejería espiritual, de tener un estilo de vida de acuerdo a las creencias que cada quien tenga, además reconozco que el aporte económico que hace el Clero en muchos países es significativo, no se puede dejar de lado tampoco la cantidad de obras sociales que hace particularmente la Iglesia Católica como también muchas de las demás sectas, también sé el valor cultural que la religión le da a los distintos países del mundo, así como los aportes a la política y a muchas de las decisiones legislativas, y es que aún vivimos en una sociedad totalmente teocrática y de principios muy arraigados, y eso es positivo, por lo menos nos mantiene en un sistema más o menos "correcto".

Seguirán siendo buenos esos estilos de vida para la humanidad siempre y cuando no nos atrase en nuestra constante evolución intelectual y siempre y cuando la gente se dé cuenta a tiempo que "no es provechoso dejarse robar el dinero". No hablo solo por hablar, he visitado muchas iglesias, y no todos sus líderes son iguales, no todos sacan provecho de las ofrendas o del "diezmo" de los miembros y siervos de esas iglesias, no todos se compran lujosas camionetas con ese dinero, no todos terminan de hacer sus casas con el dinero ganado honradamente por los demás, no todos pagan sus impuestos con ese dinero, no todos piden supuestas colaboraciones todos los sábados o domingos para los enfermos o los más necesitados de la comunidad y luego se guardan para ellos y sus familias esas dádivas; no, claro que no, pero sí la mayoría de ellos y lo sé porque lo he visto, me ha tocado ver de cerca esa "corrupción eclesiástica".

Estas observaciones y muchas más me han llevado a concluir el buen negocio que es la religión, más allá del apoyo y la esperanza que les brinda a las personas y más allá de lo importante que es para nuestro orden social.


Una imagen vale más que mil palabras.

Andrés F. Ruiz
Negociador Internacional,
Estudiante de Economía.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Superpoblación. ¡Gran problema!

Desde hace muchos años China, por ejemplo, ha tomado decisiones legislativas en cuanto al control natal de sus ciudadanos; a pesar de que este es un país con un alto nivel de superpoblación y además un alto índice de desigualdad y pobreza, muchas otras naciones deberían preguntarse, si seguir el mismo parámetro de China en cuanto a este aspecto, sería lo adecuado.

Ya se están haciendo múltiples campañas alrededor del mundo para prevenir embarazos no deseados entre adolescentes - cosa que es muy común ahora y más en países muy pobres - pero creo que no es suficiente y deberían adoptarse otro tipo de estrategias, más que todo porque no se han dado los resultados esperados y todavía hay muchas adolescentes quedando en embarazo desde edades muy prematuras.

Las pruebas están cuando una familia se desestabiliza al momento de que una adolescente perteneciente a ella queda en embarazo, pero atención, cuando hablo de desestabilización me refiero pura y exclusivamente a la parte económica, no a la parte cultural ni social, puesto que para muchas personas, familias y sociedades arcaicas aún es un deshonor y pérdida de estatus que suceda algo así; sin embargo, es muy respetable ese pensamiento pero no es el tema que nos atañe en este momento, sino la cuestión económica del asunto.

Ya teniendo la idea clara, prosigo entonces con el argumento. Como decía, cuando ocurre algo tan importante como la llegada de un bebé no planeado y más si es en una edad muy temprana, no se pueden desconocer las consecuencias económicas de dicho acontecimiento, tanto para la persona directamente implicada como para el entorno familiar, y yendo más allá, para un país y la economía que lo conforma.

Se puede ver lo anteriormente planteado a simple vista en los preescolares, colegios e incluso universidades. Es visible la poca capacidad de dichos centros para albergar a tantas personas, y es el Gobierno el que por obligación o no (objeto de debate), es la entidad que tiene que subsidiar a las mencionadas instituciones si son públicas; la pregunta es: ¿cuántas de estas personas que ahora hacen parte de la sociedad no fue proyectado su nacimiento y por lo tanto no fueron diseñados los procesos y condiciones económicas para albergarlas?, ahí está el punto, un embarazo no programado, no solo afecta el entorno directo de las personas implicadas, también afecta la sociedad en general a mediano y largo plazo. De igual forma es posible ver la superpoblación en otro tipo de organizaciones, no solo académicas y educativas, también en el sector salud, y este sí es un punto bastante sensible para la economía de un país y más si se parte de la idea de que la cobertura de salud debe ser universal, y se complica aún más si esa cobertura por parte del Estado no implica ningún tipo de pago por parte de los ciudadanos. Es cierto que aunque haya mucha gente y todas paguen impuestos al Gobierno, este se los retribuirá de manera equitativa a cada uno de ellos en educación, salud, infraestructura. Pero no pasa esto, ya que en una sociedad de mercado lastimosamente no hay empleos para todos, solo para los más aptos y capacitados, entonces, ¿qué pasa con los no aptos y no capacitados?, ¿serían una carga económica para la nación?

Sin dudas la superpoblación mundial, no es únicamente producto de los embarazos no deseados, aunque sí contribuyen de manera muy significativa. Por ello lo importante de crear nuevas estrategias para evitar y frenar el nacimiento de personas que la sociedad todavía no está preparada para recibir.

No digo explícitamente que adoptemos el modelo chino en cuanto al control natal, pero sí hay que tomar en cuenta que en muchos países ya hay legislaciones en proceso para aprobar el aborto y que en otros tantos Estados de algunos países ya está aprobado, para que no sea ilegal, y que sea decisión de cada mujer como parte de su autonomía o como una cuestión puramente física y de salud. Otra estrategia más conservadora que la anterior podría ser la adopción, como alternativa para no tener hijos propios y así contribuir un poco con la disminución de humanos en el planeta; quizás todo esto suene drástico y complicado, pero es que la realidad en la que vivimos es compleja y amerita de resultados rápidos y eficaces, y una buena forma para comenzar es plantearla tal y cómo es. En fin, creo que estos serían solo algunos buenos mecanismos que contribuirían a la solución del problema planteado.

Adjunto dos enlaces que nos pueden ilustrar más al respecto.



Andrés F. Ruiz
Negociador Internacional,
Estudiante de Economía.

viernes, 19 de agosto de 2011

Educación

Quiero empezar mi serie de artículos con un tema de suma importancia en una sociedad civilizada y proyectada hacia un futuro con esperanzas para cada uno de sus miembros, "la educación"; es que a mi parecer, este factor debe ser el principal objetivo de un gobierno que quiera para su país grandes logros económicos, puesto que mediante un óptimo sistema educativo, lógicamente surgirán profesionales de alta calidad, que eventualmente aportarán de manera significativa capital al Estado mediante el pago de sus impuestos y contribuciones (buen profesional - buen empleo). Esta premisa resulta absurda para algunos economistas y políticos que argumentan que un país emergente no puede darse el lujo de invertir de manera excesiva en formación de mano de obra calificada, puesto que a la larga, sería una gran fuga de capital; es decir, un ingeniero, administrador, antropólogo o sociólogo que no encuentre oportunidades de empleo en su tierra, migrará a otros países, y por ende, aportará a esas economías y no al país donde fue formado profesionalmente; basándose en aquello, muchos intelectuales exponen que mejor, un gobierno debe enfocar toda su atención a atender otros asuntos de importancia superlativa, como son, las maneras de distribuir la riqueza de manera equitativa, la cobertura gratuita de la salud a toda la población, la búsqueda de soluciones para que el intercambio de bienes y servicios se realice siempre en un marco de igualdad, entre otras.

Todas esas aseveraciones son válidas, siempre y cuando una cosa complemente a la otra, sin descuidar elementos que nos den a todos una buena calidad de vida. Sin embargo, y continuando con el tema de este artículo, quiero comentarles algo que hace algunos días publicó Andrés Oppenheimer. En su exposición, Oppenheimer, nos revela, cómo un país sudamericano está invirtiendo de manera positiva en la educación de sus recién egresados de pregrado, otorgándoles becas para ir a especializarse en el exterior, y que posteriormente regresen al país a aplicar sus conocimientos y desempeñarse en el mundo laboral a nivel nacional; estoy hablando de Brasil - que según el destacado periodista argentino y ganador del Premio Pulitzer - está siguiendo los pasos de China e India en esta materia. A pesar de lo productivos que serán esos estímulos a mediano y largo plazo, no faltan las críticas a ese tipo de medidas gubernamentales que solo buscan el progreso y el auge nacional, críticas que están fundamentadas en los conceptos que expuse anteriormente.

Mi objetivo es exponer en este, el primer artículo en "pipe MUNDO", cómo sí es posible invertir en educación como horizonte al desarrollo de una economía próspera.


Andrés F. Ruiz
Negociador Internacional,
Estudiante de Economía.