sábado, 18 de febrero de 2012

Negocios Inclusivos

Se ha avanzado un largo trecho desde que apareció el concepto de responsabilidad social Corporativa (RSC) en el mundo de los negocios. Al comienzo se parecía a la filantropía, y era movida por la inquietud de empleados y ejecutivos de sentirse en un empresa que hiciera un aporte al mundo, además de generar riqueza. Después llegaron los aportes conceptuales de Michael Porter y C.K. Prahalad, que hicieron hincapié en el potencial estratégico de la RSC y en el potencial comercial de hacer negocios con la base de la pirámide.

Dejaron muy en claro que las empresas pueden ganar más que un buen nombre y una buena conciencia al atender y trabajar con los más pobres. Y no hablo sólo de dinero o posicionamiento. También hablo de vínculos provechosos con otros actores relevantes como ONG's o también con diferentes tipos de organizaciones que compongan la sociedad civil, con los cuales se puede crear un valor agregado.

Puedo arriesgarme a decir entonces que se está imponiendo un nuevo concepto que supera a la RSC, incluso en sus acepciones más modernas. Se trata de los Negocios Inclusivos, los que básicamente son iniciativas de negocios con los sectores de bajos ingresos (SBI) en las que éstos participan como productores, distribuidores o consumidores en una cadena de valor rentable y escalable. Esto es mucho más que filantropía o creación de un valor agregado. Los objetivos profundos de esta iniciativa son , entre otros, la transformación de la realidad de los SBI, aprovechar sus capacidades y conocimientos e incluirlos regularmente en una cadena productiva provechosa que los ayude a salir de la pobreza. Todo esto con negocios verdaderamente rentables para las empresas.

Considero entonces que una de las formas que podemos utilizar para acabar con la miseria es precisamente ésta, así los más ricos y los agentes con mayor capacidad adquisitiva pueden involucrarse en el concepto y de esta manera contribuir con el bienestar social. No entraríamos en el punto de donativos o regalos, puesto que con los Negocios Inclusivos todas las partes se estarían beneficiando, ninguna perdería a favor de la otra.

Sin embargo debo aclarar que como ya dije en un artículo anterior, en una sociedad de mercado sólo progresan o triunfan los más aptos y capacitados, así que partiendo de esta idea de ninguna manera al proponer los Negocios Inclusivos como alternativa para erradicar la pobreza estoy sugiriendo que los individuos con más éxito carguen a su cuesta con problemáticas que no les corresponden y las cuales son ajenas totalmente a sus intereses primarios.

Desde luego, todos compartimos responsabilidades, todos debemos ser partícipes de que exista un mundo mejor, colaborar con ello aportando ideas y acciones para que eso sea una realidad. De ahí la idea de los Negocios Inclusivos, en los que todos los individuos nos involucramos de manera activa y eficaz, donde tanto Empresas, Gobiernos, Organizaciones No Gubernamentales, Sociedad Civil, Agentes Económicos de altos y bajos ingresos sean pilares del crecimiento económico mundial y que nadie se quede atrás en este proceso.


Andrés F. Ruiz
Negociador Internacional,
Estudiante de Economía.

martes, 7 de febrero de 2012

Turismo: otra opción de negocio

Al parecer en las últimas décadas los países y economías mundiales se dieron cuenta de lo provechoso que sería invertir e innovar en lo relacionado con el turismo. Le han apostado al descanso y deseos de conocer y pasear de las personas, y han tratado de igual forma de jugar con lo que mejor tienen, es decir, explotando al máximo sus recursos naturales, gastronomía, calidad humana, lugares históricos, etc. Todo esto para atraer la mayor cantidad de clientes posible, o sea, turistas y viajeros con ansias de pasar unas buenas y agradables vacaciones.

Es un negocio creciente que cada vez toma más auge y se consolida con mayor fuerza en la industria y obviamente en el sector de servicios. Hace algunas décadas era imposible imaginarse que un país se sostuviera teniendo como mayor fuente de ingresos al turismo. Ahora es una realidad, un escenario palpable, una opción atractiva para inversionistas y otra forma de capitalizar ingresos.

Los gobiernos se están dando cuenta de esto a mayor velocidad, tomando referencias del pasado y observando el ejemplo de muchos países del mundo. Es por esto que invierten más de sus recursos disponibles en publicidad para promocionar sus países ante el mundo, catalogándolos de "el mejor lugar que uno podría visitar".

Es cierto que desde siempre ha existido el turismo, pero también es verdad que nunca antes se le había sacado tanto beneficio a este aspecto. Es ahora cuando se ven más inversionistas dispuestos a poner su dinero en construcción de hoteles, parques recreativos y lugares de esparcimiento. Es en esta época cuando en casi todos los canales de televisión de índole internacional se ve con más frecuencia campañas publicitarias de lugares y países. Es ahora que los "dueños del capital" se han dado cuenta que el turismo es otra opción de Negocio.

El turismo es un producto de la modernidad y actualidad económica; de una sociedad cambiante y de mente abierta; de una sociedad industrial que busca expandirse de manera acelerada e insertada en lo que ahora es "La Aldea Global", compleja, intercomunicada e interdependiente. Y es así como debemos ver el mundo, inmerso en la Globalización, con métodos y formas con las que no contábamos antes – y es que hoy podemos estar en Asia y 5 horas más tarde estar en Europa – es así como debemos concebir el mundo de los negocios, en otras circunstancias, con nuevos escenarios y mejores oportunidades.

La prestación de servicios es un gran y productivo campo en el cual se puede entrar sin muchos riesgos que correr, y más aun si se pretende incurrir en factores turísticos. El Turismo no es más que el movimiento de personas a destinos fuera de su lugar habitual de trabajo y residencia, las actividades realizadas durante su estancia en estos destinos y los servicios creados para atender a sus necesidades. De esta forma vemos de manera optimista y con el signo "quot; en nuestros ojos la idea y posibilidad de adentrarnos en este mundo en crecimiento.

He tenido la oportunidad de vivir en comunidades que dependen estrictamente del turismo; he visto con mis propios ojos cómo muchos se aventuran en este mundo sin una plan de negocio previamente pautado, de qué forma caen en bancarrota y cómo se hacen a la idea de que el turismo es solo una ilusión para algunos y un muy buen negocio para otros, y esos otros según ellos son los oportunistas y explotadores.

Por supuesto que no estoy de acuerdo con este tipo de razonamientos, pero entiendo la frustración por la que pasan estos agentes económicos al verse imposibilitados por una realidad que para ellos es vana, pero que en realidad es perfectamente comprensible. Hay que tomar en cuenta, que hay períodos de "vacas gordas y de vacas flacas", y que no todo el tiempo los hoteles, balnearios, lugares de interés van a estar abarrotados de personas y que lógicamente no se va a estar recibiendo los mismos ingresos siempre. Por lo tanto el turismo está comprendido por subidas y bajadas que hay que entender y saber manejar.

Con todo esto, considero que el turismo es una gran arma que contribuye al crecimiento económico de un país, sabiendo manejar los tiempos de inversión y de consolidación.

A continuación presento un enlace que nos ilustrará la forma en que un país maneja de gran manera el turismo.


Andrés F. Ruiz 
Negociador Internacional,
Estudiante de Economía.

jueves, 2 de febrero de 2012

Contratos Perjudiciales

En el mundo de los negocios es perfectamente lógica y bastante normal la existencia de contratos para estipular requisitos, para cerrar tratos y pactos, para acordar ideas, etc. Los contratos están hechos para reforzar y estandarizar una confianza válida y necesaria entre las partes implicadas y reducir al máximo cualquier riesgo existente. Pero lamentablemente cuando son demasiado detallados o rígidos o envían señales mixtas y divergentes, pueden terminar perjudicando y alternado situaciones que desde un principio se querían evitar con el contrato inicialmente hecho.

Como dice el dicho, uno muchas veces "por hacer bonito, hace feo" y ese es el caso de muchas compañías y empresas que ponen cláusulas demasiado rigurosas dentro de sus contratos, sin darse cuenta que eso los perjudica tanto de manera indirecta como directa. Los contratos excesivamente detallados que codifican todas las posibles interacciones pueden socavar la confianza al impedir exhibiciones espontáneas de buenas intenciones, es decir, si en un contrato laboral específica exactamente lo que se debe o no hacer en el puesto de trabajo de un empleado determinado, esto merma de manera significativa cualquier tipo de iniciativa de dicho empleado, minimizando de manera notable el rango de acción y subjetividad propia de una persona para actuar en una determinada situación. En pocas palabras, cláusulas muy estrictas no permiten un buen desenvolvimiento, poniendo en riesgo el buen procedimiento de una organización.

Los contratos demasiados complejos y llenos de muchas directrices también pueden ser problemáticos, si comprometen a las partes en acuerdos que parecen una buena idea en el momento, pero no permiten ajustes importantes a medida que cambien las circunstancias. Se debe dejar lugar a imprevistos y cambios a medida de que los momentos y escenarios también vayan cambiando. De esta manera se cumple más satisfactoriamente con el propósito y finalidad del contrato.

Los contratos prudentemente estructurados postergan los acuerdos respecto de los términos que serían mejor manejados una vez se cuente y se disponga con mejor información, e incluyen contingencias que guardan relación con el nivel actual de incertidumbre. 

Algunos incentivos son incluidos como parámetros en un contrato, y su funcionamiento y beneficio estará dado si estos incentivos condicionan o no la labor del empleado, es decir, si la compañía se propone una meta y si se estipula que con el cumplimiento de este objetivo se le dará una recompensa adicional al empleado, esto podría causar un sensación de desconfianza de la compañía hacia el individuo y estas sensaciones se convertirán a la larga en perjuicios para la empresa (según estudios psicológicos). 

Una manera de evitar estos desenlaces es limitar el uso o el alcance de los incentivos contractuales, sobre todo cuando el destinatario es una persona de muy alto desempeño. 

Es así como el abuso de cláusulas y exceso de proteccionismo por parte de los empleadores podría ser contraproducente.

Andrés F. Ruiz
Negociador Internacional,
Estudiante de Economía.