domingo, 20 de octubre de 2013

Participar en política

Con motivo de mi reingreso a la Universidad, he decido tomar nuevamente una postura crítica acerca de algunos temas de importancia nacional e internacional. No quiero decir con esto, que mientras estuve fuera de ella - por viajes y demás - había dejado la crítica y la opinión. 

Y es que desde hace un buen tiempo - particularmente desde que estaba fuera del país - me he interesado en la política, especialmente en la estadounidense, una democracia bien estructurada y con principios muy arraigados.

Hace dos años y medio regresé a Colombia después de más de seis años fuera del país. Residí en la República Dominicana, donde cursé todo mi bachillerato. Retorné a mi país con el ánimo de cursar mis estudios superiores en él. Y debo decir, que solo viví en carne propia dos de los ocho años de la Administración del presidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2004).

En esto último quiero hacer énfasis. En mi estadía fuera de Colombia, vi cómo cambiaba la percepción del país en el exterior, cómo extranjeros ya hablaban bien de mi país, y cómo decían con tanto ímpetu que querían venir y hacer turismo por esta maravillosa nación. Por eso mi intención de participar en política, y por supuesto al lado de "El Gran Colombiano", del Uribe Centro Democrático, liderado por una persona con temple, firmeza y con un amor incondicional a la Patria.

Hacer política no significa siempre postularse a un cargo público, o trabajar directamente con un político, o salir a hacerle campaña a alguien determinado. Hacer política, para mí, es interesarse por el entorno que nos rodea, preocuparse por el futuro, ingeniar maneras de contribuir a que la sociedad mejore, manifestarse de múltiples formas para indicar descontento o inconformidad, expresar intenciones de cambio; todo esto con argumentos firmes, con bases concretas, con cimientos propios y de personas que consideremos modelos a seguir, ya sea en lo social o cultural, o propiamente en lo político.

Veo con consternación la crítica de ciertos sectores al desempeño del Gobierno (2002-2010). Críticas que si bien es cierto, algunas tienen fundamento, otras sí carecen de total raciocinio y de espíritu contributivo. Algunas personas ni saben el porqué se oponen a Uribe, solo siguen conceptos vacíos creados por sus detractores; otras en cambio quieren parecer “revolucionarias” o incluso anárquicas, creyendo que por hablar mal de la gestión desempeñada por ese gobierno, parecerán más autónomas y dignas de aplaudir; muchas otras piensan que con oponerse a una labor que solo buscaba alejar a Colombia de la figura de Estado fallido y poner al país a la altura de la élite mundial, ganarán adeptos y se situarán en un lugar privilegiado.

¿Errores? Muchos. El mismo Álvaro Uribe los ha reconocido. ¿Cosas que se hubiesen podido hacer mejor? Demasiadas. Con las propuestas del Uribe Centro Democrático se busca mejorarlas y enfatizar en ellas. Pero el núcleo de este artículo no es hablar de las falencias de esa administración, ni mucho menos de los cientos de aciertos obtenidos en esos períodos presidenciales, porque pasaríamos horas y horas escribiendo y leyendo sobre ellos. Tampoco es profundizar en la deslealtad subsiguiente y el mal gobierno realizado en lo que va desde 2010 hasta la fecha. No, la razón de este artículo es otra.

Si no estamos conformes, lo correcto no es criticar desde las sombras, desde la penumbra, ni mucho menos desde el anonimato. Si ciertas políticas gubernamentales no nos favorecen, e incluso nos perjudican, lo correcto es prepararse y salir a afrontar la realidad, hacerle frente a esas cuestiones, pero con dinamismo, con academia, con firmeza, defiendo nuestros ideales con inteligencia y entereza. Eso es lo que se busca con este artículo. Incentivar y animar a todos a prepararnos, a estudiar, a leer, a escribir, a buscar formas de cambiar el país y el mundo; haciendo y participando en política, por ejemplo.
Andrés F. Ruiz
Negociador Internacional,
Estudiante de Economía.