viernes, 25 de mayo de 2012

La globalización

En los últimos 30 años se ha dado un fenómeno que si bien es cierto no es algo nuevo, nunca se había presentado de la forma como ahora lo vemos; se trata de la globalización, de un mundo interconectado económica, comercial y culturalmente. Desde el año 1870 venimos viendo cómo ha cambiado el planeta en su estructura geopolítica, y es que el comienzo de la primera ola de la globalización que empezó dicho año y se extendió hasta 1914, nos dio matices importantes de lo qué es el mundo hoy en día en términos comerciales. Aquella primera ola se caracterizó por la disminución sustancial de los costos de transporte, por el surgimiento de barcos de vapor y por la reducción de las barreras comerciales entre países; lo cual generó una migración en masa sin precedentes, exportación de bienes primarios y acumulación de capital extranjero en países en vía de desarrollo. 

A pesar de un retroceso hacia el Nacionalismo entre los años 1914 y 1945, caracterizado por el proteccionismo y consecuente aumento de la pobreza, la segunda ola de la globalización comenzaba a surgir con fuerza precisamente en 1945. Esta ola se extendió hasta 1980, mostrando cómo el planeta se recuperaba ante la disminución de sueldos y de capital extranjero en todo el mundo. Se caracterizó específicamente por un sentimiento de internacionalismo, nuevamente por la reducción de barreras comerciales y por una adopción de políticas de protección social; todo esto generó un importante intercambio comercial y el surgimiento de las economías de escala. A partir de estos progresos económicos por los que pasaba el planeta, comenzaron a surgir nuevos modelos económicos como el cluster (especialización del trabajo), lo cual desembocó en un aumento de la producción en general. 

La tercera ola, que según los expertos surgió inmediatamente después de finalizar la segunda, nos muestra parámetros nuevos y diferentes a los vistos en las olas anteriores. Se puede dividir en 4 grandes aspectos que marcaron un hito en todo este proceso de globalización. El primero, es la adición de nuevos países al mercado global, ocasionado esto por el aprovechamiento del trabajo y de los servicios en los cuales cada país era fuerte; el segundo, se trata de la marginalización de algunos países a este proceso, muchos de ellos en vía de desarrollo, a causa de la desventaja geográfica de algunos de ellos y de la débil infraestructura con la que cuentan: en tercer lugar, está el factor “capital”, y los movimientos y flujo de este, ocasionando políticas flexibles a la inversión extrajera por parte de los países desarrollados; y por último, la migración internacional – factor determinante para la conexión global – genera remesas significativas desde países desarrollados hacia los que no lo son.

En conclusión, vivimos en un mundo “social”, interactivo y con amplias gamas y oportunidades para los más aptos. La globalización no es más que un proceso natural propio de culturas diversas pero al mismo tiempo con una característica en común <<ambiciones de crecimiento>>. No podemos negarla, ni mucho menos aislarnos o marginalizarnos de ella, puesto que si este es el caso, nos quedaremos rezagados y estancados en el tiempo. Los países han entendido el fenómeno de la globalización como una oportunidad más para expandir sus fronteras económicamente hablando, para explotar la ventaja comparativa de cada uno y para llegar a lugares a miles de kilómetros de sus fronteras nacionales. El comercio nunca antes había estado ‘tan fácil’ como lo está ahora, es decir, exportar e importar se hace muchas veces con solo un click. Debemos aprovechar estos tiempos de auge comercial, explotando al máximo nuestras capacidades en nuestro propio beneficio y en el de nuestras comunidades.

"Es evidente la integración existente entre los mercados de mercancías con relación al pasado, gracias a esta integración el comercio ha crecido sustancialmente. De igual manera creció el mercado manufacturero y posteriormente las exportaciones de este, especialmente en los países desarrollados; aumentó la inversión extranjera directa, permitiendo a países de bajo ingreso competir con menor brecha frente a los países con un ingreso mayor". (La Nueva Ola de la Globalización y sus efectos económicos).

Andrés F. Ruiz
Negociador Internacional,
Estudiante de Economía.

lunes, 21 de mayo de 2012

Cada pueblo tiene el líder que se merece

El “derecho de los derechos” es el derecho a la participación política, y es como dijo William Cobbert << El derecho a tomar parte de la creación de las leyes, a las que el bien de la totalidad obliga someterse>>, ¿cómo se ejerce este derecho? Mediante el voto. El voto es por tanto la expresión de una acción fundamental del hombre, entendido éste como un ser dotado de razón, igual en sus derechos a los demás, y poseedor de una dignidad que lo hace merecedor de respeto.

¿Qué tipo de derecho es el derecho a la participación política que se concreta en el voto?, ¿Cómo se justifica? El derecho al voto no puede entenderse como un derecho negativo en el sentido en que Benjamin Constant definió los derechos de libertad negativa. Es más bien un derecho positivo. No se pueden entender los derechos políticos en términos de trazo de fronteras alrededor de individuos autónomos. Debe entenderse que estos derechos establecen una base sobre la que un número considerable de miembros de la comunidad política actúa conjuntamente para controlar y dirigir sus asuntos comunes. Sería un error considerar la participación política meramente como un derecho negativo, que protege a las personas de la interferencia. El ejercicio de la autonomía pública, es decir, la participación política, no tiene valor solamente como instrumento para la protección de la autonomía privada, sino que tiene un valor en sí mismo.

El derecho al voto – escribe Jeremy Waldron – no es cuestión de una libertad negativa para expresar una preferencia hacia su político favorito y no queda garantizado simplemente porque el Estado deje al individuo en paz para hacer esto cuando le plazca. Alguien tiene derecho al voto si se cuenta su voto y éste tiene efecto en un sistema de decisión colectiva que determine políticas concretas, elija líderes políticos e identifique quién es la autoridad.

El pasado 20 de mayo de 2012 vimos cómo los dominicanos ejercieron este derecho en los comicios presidenciales desarrollados en ese país, en los cuales participaron 6 candidados: Danilo Medina del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Hipólito Mejía del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Max Puig de la Alianza por la Democracia (APD), Julián Serulle del Frente Amplio (FRENTE), Eduardo Estrella de Dominicanos por el cambio (DXC) y Guillermo Moreno de Alianza País (ALPAIS).

Sin lugar a dudas fueron unas elecciones muy particulares y con un toque muy especial, gracias a esa "chispa caribeña" propia de los dominicanos, y es que toda la campaña electoral se vio rodeada de lemas tan jocosos como ridículos; además el candidato del PRD, que ya había sido presidente durante el período 2000-2004 – período en el que dejó al país al borde del colapso económico y social – tiene una personalidad bastante excéntrica y coloquial (algunos dicen que muy campesina y propia de alguien rural), una personalidad que puso al país con una fama no muy conveniente cuando le tocó gobernarlo, es que este individuo que es todo un personaje (Hipólito Mejía) se caracteriza por su irreverencia y falta de respeto a las grandes personalidades, su poca cultura y su jerga anticuada y callejera.

Pero no vale la pena darle más protagonismo al Sr. Hipólito Mejía - que francamente de Señor no tiene nada - ya que perdió estas elecciones que en este artículo estoy abordandando. Mejor hablemos de la inteligencia de los dominicanos en las urnas este pasado domingo, del sentido común de estos caribeños al eligir a un diplomático por excelencia sobre un desadaptado social con afán de prestigio.

Por fortuna para la República Dominicana, el país estará en manos por los próximos 4 años de Danilo Medina, un economista preparado y con muchos años de experiencia en la política dominicana. Más allá de nuestra tendencia política o de los colores de nuestro partido (si es que lo tenemos) debemos ser realistas y objetivos. Y tal vez Danilo Medina no sea el gran cambio que necesita la República Dominicana, pero por lo menos si era "el menos malo" de los 6 candidatos que se presentaron a la contienda.

Cada pueblo tiene el líder que se merece, y estoy convencido que los dominicanos con sus votos el pasado 20 de mayo demostraron dignidad, coherencia, sentido común y por sobre todas las cosas, <<Patriotismo>>. Además dejaron el nombre de la República Dominicana por lo alto, demostrando los valores democráticos e institucionales que poseen, y si bien es cierto hubo algunos hechos aislados de compra de votos, de amenazas a algunos electores, de balaceras en Colegios Electorales propiciadas por simpatizantes de los partidos políticos en cuestión, etc., el país demostró que va camino hacia la élite mundial, donde solo están aquellos Estados donde existe la democracia, se hace valer la Constitución y el poder del pueblo se ejerce con total transparencia y con todas las garantías dadas.

(Adaptación)

Andrés F. Ruiz
Negociador Internacional,
Estudiante de Economía.